miércoles, 17 de junio de 2009

Habermas. Un año más de pensamiento crítico


Como parte de los ajustes de las conclusiones de mi tesis, en la preparación para su aceptación final y su defensa, trabajaba en una idea que el filósofo Jürgen Habermas ha discutido en los últimos años: La democracia deliberativa. Y de pronto me he enterado que, precisamente mañana, 18 de junio, cumple 80 años de edad.

Su línea de pensamiento parte de la teoría crítica introducida por la corriente filosófica de la escuela de Frankfurt, como discípulo de Horkheimer. Su tesis sobre la conformación de la esfera pública burguesa del siglo XIX para explicar cómo se genera la opinión pública y cómo participamos en sociedad ha tenido tanto detractores duros como entusiastas defensores. Al margen de ello, no se puede negar que su apreciación ha influido notablemente sobre las ciencias sociales y políticas.

Su discusión sobre la democracia deliberativa como una alternativa a las tendencias privatizadora del mercado y absorbedora del Estado, como vía para establecer una base social autónoma de discurso y comunicación política, incluyente y en donde se realce el mejor argumento por encima de la persuasión y seducción del discurso no racional, es polémica. Sus críticos señalan su ausencia de realismo y la ven nada más que como un ideal.

Claro que es un ideal. Es un ideal que nos confronta. Nos exige pensarnos a nosotros mismos y reflexionar hacia dónde nos dirigimos como sociedad. Con espacios públicos ocupados por las marcas comerciales y los políticos, en donde la voz de la sociedad civil difícilmente es escuchada. ¿No es acaso importante pensar en ello y proponer alternativas para alcanzarlo, aunque parezcan lejanas? ¿Hasta cuando vamos a estar aplazando la necesidad de reconocer la capacidad de reflexión de la gente común? ¿Hasta cuando vamos a aplazar la tarea urgente de elevar la calidad de nuestras democracias en donde se reconozca la importancia de escuchar a todas las voces en igualdad de circunstancias?